El más ingenioso de los inútiles es el que aprendió a volar quién sabe, quizás ese soy yo, aunque en fin, lo mío no es aterrizar. Pero si hablamos del cielo hagámoslo de verdad, que cada mechón de su pelo se alquila con mil kilos de oro y eso, ya es volar. Puede que cada minuto a solas con su sonrisa solo sea un segundo real, pero eso, sigue siendo volar. Rozar sus piernas siempre será soñar pero sólo pensarlas ya es volar. Es así de simple, en sus caderas me pierdo, sus curvas me hacen gritar y toda entera me eleva al cielo. Pero amigo, darse cuenta de que todo lo que puede ser será de todo menos real, no es aterrizar, es caer hasta el suelo. sonrisa solo sea un segundo real, pero eso, sigue siendo volar. Rozar sus piernas siempre será soñar pero sólo pensarlas ya es volar. Es así de simple, en sus caderas me pierdo, sus curvas me hacen gritar y toda entera me eleva al cielo. Pero amigo, darse cuenta de que todo lo que puede ser será de todo menos real, no
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